El tabaco contiene nicotina, una sustancia reconocida como adictiva por las organizaciones médicas internacionales. La nicotina cumple todos los criterios fundamentales de las definiciones de adicción o de dependencia, como son su consumo compulsivo pese al deseo y a los repetidos intentos de dejar de fumar, los efectos psicoactivos debidos a la acción de la sustancia en el encéfalo y el comportamiento motivado por los efectos “de refuerzo” de la sustancia psicoactiva.
La adicción a la nicotina puede establecerse con gran rapidez. En los adolescentes jóvenes que empezaron a fumar recientemente, las concentraciones salivales de cotinina, un producto de la degradación de la nicotina, ascienden de forma progresiva a lo largo del tiempo, hasta alcanzar los niveles característicos de los fumadores estabilizados.
Los niveles medios de nicotina inhalados bastan para ejercer el efecto farmacológico y para reforzar el deseo de fumar. Sin embargo, muchos fumadores jóvenes subestiman el riesgo de convertirse en adictos.
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